Para explicar el hecho fundamental que ha marcado el año 2000 en Cuba es necesario remontarse a una fecha del año anterior: el 22 de noviembre de 1999. Ese día catorce cubanos partían de Cárdenas, localidad costera cercana a Varadero, hacia Estados Unidos. Entre sus integrantes se hallan un niño llamado Elían González, su madre Elizabeth Brotons, y el compañero sentimental de ésta. |
La aventura migratoria tuvo un trágico desenlace en el que sólo dos inmigrantes adultos alcanzaron la costa mientras Elián González era rescatado tras flotar durante horas aferrado a un neumático. La custodia de este niño se convertiría en el centro de una batalla entre un padre residente en Cuba que le reclamaba como familiar más próximo y un exilio de Miami que se oponía a que la madre hubiera perdido la vida para que el niño acabara regresando a la isla.
Después de unos primeros días en que la custodia de Elián recayó en su tío Lázaro González, el Servicio de Inmigración de EE.UU (INS) determinaba el 5 de enero que el niño debía ser devuelto a su padre y, por tanto, volver a Cuba. La decisión fue apoyada por el presidente norteamericano, Bill Clinton, y por la fiscal general, Janet Reno. Si para el primero el caso era toda una patata caliente teniendo en cuenta el peso demográfico del exilio cubano ante el horizonte electoral inmediato, para la segunda suponía enfrentarse a muchos de los conciudadanos que contribuyeron a su reelección desde Miami.
Lejos de ser el primer paso para la resolcuión del conflicto, el pronunciamiento del Servicio de Inmigración abría la puerta a una batalla jurídico-política entre Washington y La Habana, si bien el centro de gravedad de la controversia se iría desplazando progresivamente hacia el exilio cubano de Miami. Recursos, contrarecursos, interpretaciones de las última voluntad de la madre de Elián a la carta, presiones sobre congresistas... todo era válido en una batalla por un niño que pronto se convertiría en símbolo para los dos comunifdades. Según el presidente cubano, Fidel Castro, el niño debía volver a su patria pues su madre había viajado “secuestrada” por su compañero sentimental. Según las voces del exilio, Elizabeth Brotons había perdido la vida para ofrecer al menor un horizonte de prosperidad lejos del fantasma comunista, y qué mejor manera de honrar su memoria que adoptar a Elián.
Un litigio mediático
El litigio pasó rápidamente a librarse también en el ámbito mediático. Las apariciones televisivas de Elián explicando el naufragio en que murió su madre eran contestadas con movilizaciones masivas de la población cubana. Estas convocatorias, que contaban con la asistencia de compañeros de clase del niño balsero, desembocaban en la denominada Tribuna antiimperialista José Martí, un escenario situado al final del Malecón construído especialmente para la ocasión justo enfrente de la embajada ... |