OSCE, quien a su vez se ocupó de entregarlos a las autoridades rusas. La situación parecía encauzarse pero, para sorpresa de la comunidad internacional, el día siguiente a la entrega de los militares, Moscú anunció la suspensión de comunicaciones por tierra y mar, además del transporte por carretera, ferrocarril e incluso aéreo, así como de los servicios postales con la República de Georgia. Esta decisión supone el abandono total de sus ciudadanos rusos en territorio extranjero ya que, privados de sistemas alternativos para volver a sus casas, se encontraron súbitamente en un Estado enzarzado en un conflicto con su país de origen. Al mismo tiempo, estas medidas implicaban la imposibilidad de continuar las transferencias económicas de los georgianos instalados en Rusia, así como de todo tipo de intercambio comercial entre los dos países. Una nueva versión del bloqueo económico, si se tiene en cuenta la necesidad económica que tiene Georgia respecto a la entrada de rublos a través del más de millón de inmigrantes establecidos en territorio ruso que suponen un elemento clave para la economía de Georgia. Además de la fuerte dependencia de Tiflis respecto a los hidrocarburos procedentes de Rusia. Posteriormente, miembros del Ejecutivo de Tiflis denunciaron una persecución encubierta de ciudadanos georgianos en territorio ruso por parte de Moscú. Estas declaraciones contrastaron con las realizadas por las autoridades rusas, quienes respondieron que la deportación de cinco mil georgianos residentes en Moscú respondía a la intensa actividad mafiosa generalizada en miembros de esta etnia. Augusto Zamora, profesor de derecho internacional y relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, sentenciaba como una irresponsabilidad por parte de Saakashvili su comportamiento durante la “crisis de los espías” ya que una desestabilización del Cáucaso no parecía prometer una imposición de factores favorables a Georgia. La alternativa más razonable debería haber sido la cooperación entre el Estado débil y el Estado fuerte.
La República de Georgia se revela, dentro del laberinto de intereses de las antiguas repúblicas ex soviéticas, como fuente de conflictos entre los intereses occidentales y la creciente influencia en expansión de Rusia. Al mando de la nave se encuentra Mijail Saakashvili, que consiguió la presidencia del país después de derrocar, gracias a la llamada “Revolución de la Rosa”, al entonces presidente, Eduard ... |