principales potencias del Consejo de Seguridad, más Alemania, acordaran una nueva resolución contra Irán en la que exigían más cooperación y que pusiera fin al enriquecimiento de uranio. Rusia, que hasta el momento rechazaba las sanciones económicas impuestas a Irán, debido a los flujos comerciales que Moscú mantiene con Teherán, cambió de postura: advirtió al Gobierno de Ahmadineyad de que debía ofrecer más colaboración a la ONU y, en mayo, comenzó a aplicar a Irán algunas de las sanciones incluídas en las resoluciones de Naciones Unidas. El 4 de marzo el Consejo de Seguridad aprobó por amplia mayoría la nueva resolución sancionadora (la 1803) que abrió la puerta a nuevas medidas contra las finanzas iraníes: restricciones al comercio de bienes civiles y militares con la República Islámica, y vigilancia de las actividades financieras de dos bancos, el Bank Melli y el Bank Saderat. El Gobierno iraní insistió en que el desarrollo de tecnología nuclear es para uso civil, pero la comunidad internacional no cree ese discurso. La posible consecución del arma nuclear es vista como una vía rápida para que Irán adquiera su anhelado estatus de potencia de la zona. La presión sobre el país se hizo más fuerte; no obstante, EE.UU., Francia y Reino Unido continuaron insistiendo a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU en la necesidad de adoptar posiciones aun más duras. Aunque la economía iraní es frágil y vulnerable frente a las sanciones, la posibilidad de nuevas medidas contra las finanzas del país no hizo cambiar sus planes al Gobierno iraní, como tampoco lo habían hecho las resoluciones aprobadas en diciembre de 2006 (la 1737) y marzo de 2007 (la 1747). Buena parte de la población iraní que no aprueba la política de Ahmadineyad, sí que lo respalda en este punto. Este aspecto no pasa desapercibido para el régimen, y por ello Ahmadineyad sigue con su discurso antioccidental, buscando salir legitimado y fortalecido ante su población a través de una de las pocas vías que le ha dado resultados: insistir en la imagen de Irán como víctima de una campaña de la comunidad internacional, que se opone a que el país culmine sus aspiraciones nucleares. La situación siguió estancada en un continuo tira y afloja, pero vivió, al comienzo del verano de 2008, un momento de relativa calma diplomática, hasta que nuevos conflictos complicaron otra vez el entendimiento entre las partes. Irán, acorralado por la comunidad internacional, amenazó con cerrar el estrecho de ... |