La crisis económica –recesión ya– y los inevitables roces entre los dos principales partidos políticos, democristianos y socialdemócratas, coaligados en el Gobierno federal pero, al mismo tiempo, marcando el terreno en las diferentes contiendas electorales, han fijado la agenda alemana de 2008. De esta manera, este año vivió elecciones en tres länder del país: Hesse, Baviera y Baja Sajonia. La principal novedad de estos comicios ha sido la entrada del partido de la Izquierda (Die Linke, integrado por “disidentes” socialdemócratas y ex comunistas), de Oskar Lafontaine, ex presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), en los Parlamentos de Hesse y de la Baja Sajonia, con lo que se ha modificado el tradicional reparto del poder entre cuatro partidos: los socialdemócratas, los democratacristianos, Alianza 90/los Verdes, y el Partido Democrático Libre (ex comunistas). Ahora ha entrado uno nuevo, la Izquierda, que hay que tener en cuenta con vistas al futuro. De dejando de lado esta novedad, el partido de la cancillera Angela Merkel, el partido democratacristiano (CDU), que forma la coalición gubernamental junto con la CSU (la rama bávara de los democratacristianos) y los socialdemócratas (SPD), ganó en dos de las regiones, Baja Sajonia y Baviera, pero sufrió un golpe doloroso en la región de Hesse. Este land es de vital importancia porque en él se encuentra Frankfurt, que es la capital cultural y financiera del país y la sede de varios organismos internacionales, como, por ejemplo, el Banco Central Europeo. |
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Las elecciones celebradas el 28 de enero en Hesse fueron muy reñidas. Aun cuando la CDU obtuvo más votos, el 36’8%, el margen respeto a la oposición, los socialdemócratas (SPD), que obtuvieron un 36’7%, quedó reducido a tan sólo un 0’1%. El problema es que ninguno de los dos candidatos, ni el democratacristiano Roland Koch, que se presentaba a la reelección a la presidencia de la región de Hesse, ni la socialdemócrata Andrea Ypsilanti, pudieron formar gobierno. Tras diez meses de negociaciones, al fin parecía que el SPD había llegado a un acuerdo con Los Verdes y la Izquierda y que, finalmente, Andrea Ypsilanti sería elegida primera ministra a finales de noviembre. Pero tras dos intentos fallidos de formar gobierno, debido a que cuatro miembros de su propio partido se negaron a pactar con La Izquierda (Die Linke), donde hay ex comunistas, la líder dimitió y presentó a su sustituto, Thorsten Schäfler-Gümbel. Koch ocupó el cargo de primer ministro interinamente, propuso disolver el Parlamento y convocar unas nuevas elecciones el 18 de enero ante la imposibilidad de los partidos del Landtag, el Parlamento regional, de formar Gobierno. Finalmente, Los Verdes, el Partido Liberal, y, por último, el SPD se mostraron de acuerdo con esta propuesta. Ya la campaña electotal había resultado especialmente polémica, sobre todo a raíz de los ataques racistas lanzados por Koch durante ella. Incluso algunos analistas apuntaban a que ésta había sido una de las posibles causas de que algunos ciudadanos indecisos no lo votaran. Koch tomó como pretexto un ataque cometido por un turco y un griego a un hombre mayor en el metro de Munich. Esta premisa le sirvió para proponer la expulsión de los jóvenes inmigrantes delincuentes. El tensión entre los dos principales socios del Gobierno federal, la Unión Democratacristiana (CDU) y los socialdemócratas (SPD) se evidenció cuando el presidente del SPD, Kurt Beck, pidió a los líderes de la CDU que llamaran la atención a Koch. Pero no sólo no lo hicieron, sino que la líder de la CDU, Angela Merkel, salió en defensa de Koch y afirmó que los arrestos preventivos y la reeducación era una buena salida a la violencia, teniendo en cuenta que el 43% de los delitos están cometidos por jóvenes inmigrantes menores de 21 años. El mismo día que se celebraban elecciones regionales en Hesse, también se celebraron en Baja Sajonia. La victoria de la CDU fue más clara que en Hesse, al conseguir el 42’5% de los votos. El candidato ... |
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Cronología año
2008
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