Termina el año en Angola como empezó. Con guerra, pobreza, un millón y medio de refugiados, miles de muertos, y la absoluta devastación del país. El gobierno de Luanda sigue luchando contra los rebeldes de UNITA. Es el mismo episodio que viene sucediéndose desde hace 30 años. La guerrilla que antaño combatía al comunismo y recibía el apoyo de los blancos de Sudáfrica y de Estados Unidos ha perdido, con la caída de la URSS y la defunción del aparheid, su razón de ser. |
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El histórico líder rebelde, Jonas Savimbi, todavía controla parte del país y algunas minas de diamantes. Pero esto no puede durar mucho. Las tropas de Luanda consiguieron en diciembre de 1999 inflingir severas derrotas a UNITA. Su jefe se veía forzado a una retirada en desbandada y los batallones rebeldes empezaban a rendirse. A estas alturas de la guerra, la resolución del conflicto angoleño sólo pasa por la liquidación total UNITA, que parece más probable que nunca.
Elisa tiene 24 años y debe ser de los pocos seres humanos que a finales del siglo XX ha vivido toda su existencia en un país en guerra. La historia de Elisa puede ser el paradigma de la de Angola, un país náufrago en un mar de calamidades sin fin, que desde la independencia en 1975 intenta dibujar un camino en el que no se observa ni un año seguido de paz y estabilidad.
Elisa está convencida de que ni el presidente Dos Santos ni Savimbi, los dos jefes enfrentados, quieren solucionar verdaderamente la lacra de la guerra ya que si no "lo hubieran hecho hace mucho tiempo, en las negociaciones de 1991, o incluso respetando Lushaka". El nombre de la capital Zambia pronunciado en Angola produce desesperación. Nadie sabe exactamente por qué se volvió a la guerra después de la firma de los acuerdos de paz de Lushaka de 1994, en los que las fuerzas gubernamentales del Movimiento Po-pular por la Liberación de Angola (MPLA) y los rebeldes de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) se comprometían a un gobierno de coalición que pusiera las bases de una tran-sición hacia una democracia. Una solución con el afán de acabar con más de dos décadas de sangría que han enterrado a una décima parte de los 10 millones de habitantes del país sudafricano.
Tregua rota
La Nochebuena de 1998 los dos bandos enfrentados rompían oficialmente la tregua decretada en Lushaka. Según la ONU, los acuerdos los rompió UNITA cuando no cumplió su compromiso de desarme ni tuvo voluntad de consenso durante los accidentados cuatro años de paréntesis. Por su parte UNITA, esgrimió como excusa para romper la tregua que el Gobierno no había desarmado a las milicias populares que se crearon durante la guerra, y que aquéllas ostigaban continuamente a los partidarios de UNITA. Pero la teoría más extendida en medios diplomáticos es que, en ningún momento, un estricto e intolerante Jonas Savimbi, tuvo intención de emprender un proyecto de reconstrucción nacional juntamente con Dos ... |