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Japón Crisis de liderazgo para una nueva recesión económica El legado de Koizumi Tras una década de declive económico y de gran inestabilidad política durante la cual se nombró hasta a ocho primeros ministros, el mandato de Kozumi (2001-2006) representó un gran punto de inflexión en la vida política de Japón. Su estancia en el poder fue una era de crecimiento económico y de importantes reformas, en la que se rompieron algunos moldes de la política japonesa y durante la cual se introdujeron grandes cambios en la dinámica interna del PLD. Entre las importantes reformas impulsadas, el primer ministro logró debilitar el papel de las llamadas facciones (habatsu). Durante medio siglo, han sido los líderes de las facciones quienes han acordado el nombramiento del jefe de Gobierno y de los ministros, y quienes se han responsabilizado de financiar el partido. En dichas facciones están representadas las distintas tendencias políticas del partido y en muchos casos son tales las diferencias ideológicas que más que facciones son como partidos distintos. A menudo, estas subdivisiones se agrupan por vínculos o intereses familiares que se derivan de las diversas dinastías que integran el partido. El propio nombramiento del líder supuso una novedad: al llegar al poder, Koizumi renovó sus gabinetes con el apoyo de las bases del partido y sin consultar a los líderes de las facciones, tal como históricamente se había hecho. Lo que supuso la división y neutralización de las facciones. La pérdida de cohesión entre estas, y el aumento de su número hicieron que la negociación entre sus dirigentes ya no resultara tan imprescindible como antes para lograr el conceso del partido sobre los asuntos más controvertidos. Por otra parte, el mandatario se enfrentó a las kou, o “tribus”, es decir, a los grupos parlamentarios del PLD que defienden intereses económicos en sectores concretos y quienes ejercen su influencia sobre los poderes públicos, especialmente en las políticas económicas En septiembre de 2006, un año después de que El PLD lograra su mayor victoria electoral desde la fundación del Partido, en 1955, Koizumi designó a Abe Shinzo como sucesor de su cargo y depositó sobre él la responsabilidad de prolongar su impulso reformista. No obstante, en 2007, un año después de su investidura, y tras un mandato manchado de escándalos de corrupción en el que la economía del país se había visto descuidada, se produjo un nuevo y llamativo vuelco en el PLD, esta vez inverso: el partido obtuvo la mayor derrota electoral en toda su historia: perdió 27 de los escaños que controlaba con anterioridad lo que le llevó a perder el poder de la Cámara Alta. Shinzo Abe decidió dimitir de su cargo dos meses después de su flagrante derrota, en septiembre de 2007, y dos semanas antes de cumplir su primer aniversario como presidente. |
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